Quiero agradecer al profesor que me ha dado clase estos dos años, porque ha influido mucho en que tenga una buena perspectiva hacia su asignatura. Se nota cuando un profesor lo es por vocación, pues muestra interés sobre lo que está contando hacia sus alumnos y tiene como objetivo que estos aprendan. Aunque sigue un modelo de clase muy pre-establecido (me dí cuenta en el segundo año de que repetía muchos comportamientos y gracias que experimenté el primer año), es diferente al resto de clases y sobre todo es práctico, cumple con su función. Acierta a la hora de añadir humor y risas en sus clases, haciendo que sean más ligeras y evitando que el aburrimiento nos lleve a no atender. La forma de explicar, a menudo apoyada en ejemplos como historias, consigue que ideas complejas sean entendidas más fácilmente. Y en cuanto a mantener el orden en clase, deja claro que él como profesor es la autoridad y nosotros los alumnos. El cuadrado de la muerte que podría parecer una tontería, funciona p...